Hay cosas que parecen pequeñas: tomar agua, hacerse un chequeo al año, agendar esa cita postergada.
Pero en la salud, lo pequeño es poderoso.
Y muchas veces, lo que salva vidas no empieza en un quirófano… empieza con una decisión a tiempo.
La mayoría de las enfermedades graves no aparecen de un día para otro. Dan señales.
Y esas señales se pueden detectar a tiempo, si sabemos observar.
Chequeos médicos anuales:
Permiten detectar enfermedades silenciosas como hipertensión, colesterol alto, diabetes tipo 2, e incluso ciertos tipos de cáncer en etapas tempranas.
Exámenes visuales (al menos 1 vez al año):
No solo sirven para corregir la vista, también pueden detectar glaucoma, degeneración macular, hipertensión y diabetes (a través del fondo de ojo).
El 80% de los problemas visuales en niños se pueden prevenir o corregir si se detectan temprano.
Salud dental (visita recomendada cada 6 meses):
Una caries sin tratar puede afectar el nervio dental, generar infecciones, y complicaciones más graves como endocarditis o enfermedades respiratorias.
Además, la salud bucal influye en la digestión, el sueño, el habla y el bienestar emocional (especialmente en los niños y adolescentes).
Prevenir no solo es más económico… es más humano. Nos evita dolor, ansiedad y pérdidas innecesarias.
Cuidarte es un acto de amor por ti y por quienes te rodean.
No esperes a sentirte mal para hacer algo bien por tu salud.
Empieza con pasos pequeños, sostenibles, constantes.